En un derbi nunca hay favoritos y se decide por pequeños detalles. Tras cuatro años sin jugar el "O noso derbi" y con las incendiarias declaraciones de Iago Aspas en la memoria de los aficionados, había llegado el día. Los de la Coruña llegaban sembrando dudas con su juego y tres puntos por debajo en la clasificación, mientras que el Celta, por su parte, había mostrado una muy buena cara en sus últimos partidos.
Jonathan Vila facilita el camino
El Dépor golpeó primero nada más empezar el partido. En el minuto 4', un gran centro raso de Saúl desde el lateral del área era rematado por Riki de tacón y desvíado por Jonathan Vila al fondo de las redes. Se le ponía de cara el encuentro a los locales que recibieron el regalo del Celta sin haber hecho apenas esfuerzos. Pocos minutos después, el delantero se retiró lesionado del terreno de juego.
Con un inspirado Valerón y un buen Saúl, los blanquiazules ponían el buen juego en los primeros compases del partido. Salomao volvía loco a Oier en cada internada que hacía en el área, pero su último pase siempre era defectuoso. Hacia la mitad de la primera parte, Aranzubía salvó al Dépor del empate tras un rechace que aprovechó De Lucas para rematar desde dentro del área pequeña. El meta deportivista, uno de los héroes del partido, hacía así su primera intervención meritoria. A partir de ese momento, la maquinaria viguesa comenzó a funcionar, pero chocaba una y otra vez con la defensa blanquiazul, en especial con un perfecto Colotto. Antes de terminar la primera mitad, el arquero impidió el empate tras sendas paradas a Iago Aspas y David Rodríguez.
Marcos G. Merino para MARCA.com
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